El Gusto de la Nada
Triste espíritu, antes amante de lucha,
la Esperanza -Su espuela tu ardor espoleaba-
¡no quiere ya montarte! Tiéndete sin vergüenza,
jamelgo cuyo paso tropieza en cada estorbo.
Resígnate, alma mía; duerme un sueño de bruto.
¡Vencida alma engañada! Para ti, vieja pícara,
el amor perdió el gusto, igual que la disputa;
¡Adiós, cantos de cobre y suspiros de flauta!
Placeres, no tentéis a un corazón asqueado!
¡La hermosa primavera ha perdido su aroma!
Y el tiempo me devora minuto por minuto,
como la nieve inmensa vuelve rígido un cuerpo;
desde lo alto contemplo la redondez del globo
y ya no busco en él el calor de una choza.
Avalancha, ¿no quieres llevarme en tu caída?
la Esperanza -Su espuela tu ardor espoleaba-
¡no quiere ya montarte! Tiéndete sin vergüenza,
jamelgo cuyo paso tropieza en cada estorbo.
Resígnate, alma mía; duerme un sueño de bruto.
¡Vencida alma engañada! Para ti, vieja pícara,
el amor perdió el gusto, igual que la disputa;
¡Adiós, cantos de cobre y suspiros de flauta!
Placeres, no tentéis a un corazón asqueado!
¡La hermosa primavera ha perdido su aroma!
Y el tiempo me devora minuto por minuto,
como la nieve inmensa vuelve rígido un cuerpo;
desde lo alto contemplo la redondez del globo
y ya no busco en él el calor de una choza.
Avalancha, ¿no quieres llevarme en tu caída?
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