Mujeres Condenadas
En la arena tumbadas, cual recua pensativa,
hacia los horizontes del mar sus ojos vuelven,
y con los pies se buscan y sus manos cercanas
desmayos dulces tienen y temblorosos amargos.
hacia los horizontes del mar sus ojos vuelven,
y con los pies se buscan y sus manos cercanas
desmayos dulces tienen y temblorosos amargos.
Unas, almas prendadas de largas confidencias,
en el fondo del bosque donde arroyuelos cantan,
de niñeces medrosas el amor deletrean
y graban en el tronco de verdes arbolillos;
las ostras, como monjas, marchan lentas y graves
a través de las rocas de apariciones llenas,
donde vio San Antonio surgir sus tentaciones
con los pechos desnudos y purpúreos, cual lavas;
las hay que, al resplandor de chorreantes resinas,
en el mundo agujero de los astros paganos,
te llaman en ayuda de sus aullantes fiebres
¡Oh, Baco, que los viejos remordimientos duermes!
Y hay otras, cuyo cuello ama el escapulario,
que, escondiendo el cilicio bajo sus largas ropas,
mezclan en los boscajes, las noches solitarias,
la espuma del placer y el llorar del tormento.
¡Oh mártires, oh vírgenes, oh demonios, oh monstruos,
cuyas almas tan grandes la realidad desprecian,
satiresas, devotas en busca del infinito,
ora llenas de gritos, ora llenas de llantos,
a vosotras, que mi alma persiguió en vuestro infierno,
amo, pobres hermanas, y a la par compadezco,
por vuestras tristes penas, vuestra sed insaciable
y las umas de amor que vuestros pechos colman!
en el fondo del bosque donde arroyuelos cantan,
de niñeces medrosas el amor deletrean
y graban en el tronco de verdes arbolillos;
las ostras, como monjas, marchan lentas y graves
a través de las rocas de apariciones llenas,
donde vio San Antonio surgir sus tentaciones
con los pechos desnudos y purpúreos, cual lavas;
las hay que, al resplandor de chorreantes resinas,
en el mundo agujero de los astros paganos,
te llaman en ayuda de sus aullantes fiebres
¡Oh, Baco, que los viejos remordimientos duermes!
Y hay otras, cuyo cuello ama el escapulario,
que, escondiendo el cilicio bajo sus largas ropas,
mezclan en los boscajes, las noches solitarias,
la espuma del placer y el llorar del tormento.
¡Oh mártires, oh vírgenes, oh demonios, oh monstruos,
cuyas almas tan grandes la realidad desprecian,
satiresas, devotas en busca del infinito,
ora llenas de gritos, ora llenas de llantos,
a vosotras, que mi alma persiguió en vuestro infierno,
amo, pobres hermanas, y a la par compadezco,
por vuestras tristes penas, vuestra sed insaciable
y las umas de amor que vuestros pechos colman!
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