12 noviembre, 2015

[Poema] Confesión, Charles Baudelaire [Las Flores del Mal]



Confesión 

Una vez, una sola, buena y dulce mujer,
sobre mi brazo vuestro brazo
se apoyó (este recuerdo en el fúnebre fondo
 de mi alma no ha palidecido);

era tarde; lo mismo que una medalla nueva
la luna llena se mostraba,  
y la noche solemne como un río fluía,
sobre el París adormecido.

Y siguiendo las casas, bajo puertas cocheras,
furtivamente iban los gatos,
el oído al acecho, o bien, sombras queridas,
acompañándonos sin prisa.

De pronto, en medio de la franca intimidad
abierta a la pálida luna,    
de vos, rico y sonoro instrumento en que vibra
radiante alegría tan sólo,  

de vos, clara y gozosa, igual que una fanfarria
en la mañana relumbrante,
una nota quejosa, una nota muy extraña,    
temblando toda, se escapó

como una niña mala, sombría, inmunda, horrible,
que abochornase a su familia,
y que para ocultarla del mundo, largo tiempo  
en una cueva la encerraron.

Cantaba, pobre ángel, vuestra nota chillona:
«Que aquí debajo nada es cierto,
   
que, por más que de afeites se cubra, el egoísmo
humano siempre se traiciona;

que es un oficio duro el de ser mujer bella,
y que es la estúpida tarea    
de aquella bailarina, loca y fría, extasiada
en una risa maquinal;        

que es necio edificar sobre los corazones;
que amor y belleza se quiebran,
hasta que los arroja el Olvido en su cuévano
y los vuelve a la Eternidad»  

Yo he evocado a menudo esta luna encantada,
este desmayo, este silencio,
horrible confidencia en el confesonario
del corazón cuchicheada.   



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