12 noviembre, 2015

[Poema] Claudio de alas para, "El niño que enloqueció de amor" [Libro]



Arrullemos al Niño, que se muere de amor;
embrujado él está de una oculta inquietud
que a sus ojos les da visionario esplendor,
sin saber que llegó su sombrío ataúd...
Arrullemos al Niño, que se muere de amor.

Su reír, su pesar, su terror, su querer
derramaron la luz de un doliente cantar
que cantó a su pesar una bella mujer,
sin saber ni creer que hay locura de amar...
Arrullemos al Niño, que enfermo de querer.

De querer y sufrir, se turbó su razón:
anublada la luz, anublose su faz;
y su dulce niñez, bajo extraña expiación,
se perdió en el terror de un supremo jamás...
Arrullemos al Niño, que perdió el corazón.

¿Quién descifra el decir que callara el papel?
¿Quién alivia el pesar de tan costo sufrir?
Lo que calla el cantor, lo que dirá algún pincel
con ansioso llorar o angustioso reír...
Arrullemos al Niño, que enfermó por la infiel.

Me pregunto si Aquel que la historia encontró
del infante infeliz de la fiebre fatal,

¿no será el mismo Ser que hace tiempo rodó
bajo el trágico ardor de ese amor espectral...?
Arrullemos al Niño, que su llanto lloró.

Y si fuera verdad, bien merece el placer
de olvidar el dolor y sentir el amor;
y que en torno de sí, una extraña mujer
le prodigue su ser con ansioso fervor...
Arrullemos al Niño, que entrevió ese querer.

evocación:                                                    

En la noche lunar o en el triste arrebol,
¡oh mujeres de amor! esta historia contad:
y ante el Niño infeliz, incendiado por el sol,
¡oh mujeres de luz! con ternura llorad.

El querer, el sufrir, el pesar y el terror
le rompieron de amor su amoroso laúd:
albo lirio a su albor, deja aquí el trovador,
como nimbo de paz en su blanco ataúd.



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