Creo que las cosas hay que ganárselas
pero también creo en el regalo
inesperado
y siempre es maravilloso
cuando una mujer que ha leído tu obra
(o parte de ella, por lo menos)
se entrega
como caída del cielo,
una completa
desconocida.
semejante ofrecimiento
semejante comunión
deben considerarse
sagrados.
las manos
los dedos
el pelo
el olor
la luz.
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